miércoles, 9 de mayo de 2012

Resumen-CN-cap-09

CAPÍTULO 9

Un Llamamiento a la superación

Se necesita un avance continuo.

El trabajo de la madre es de tal naturaleza que exige continuo progreso en su propia vida, a fin de poder conducir a sus hijos hacia realizaciones más elevadas. Pero Satanás traza sus planes para asegurarse las almas de los padres y los hijos. Las madres son alejadas de sus deberes del hogar y de la cuidadosa atención de sus pequeños, para servir al yo y al mundo (Christian Temperance and Bible Hygiene, 60).

Por el bien de sus hijos, si no por otra razón, las madres deberían cultivar su intelecto, porque su obra implica una mayor responsabilidad que la del rey en su trono. Pocas madres experimentan el peso de la tarea que se les ha confiado, o comprenden la eficiencia que pueden alcanzar para su obra peculiar mediante un esfuerzo paciente y cabal en el cultivo de sí mismas.

Y ante todo, la madre necesita disciplinarse estrictamente y cultivar todas las facultades y los afectos de la mente y el corazón, para no tener un carácter distorsionado o unilateral y dejar en sus vástagos las señales de su deficiencia o excentricidad. Muchas madres necesitan ser llevadas a ver la positiva necesidad de un cambio en sus propósitos y caracteres a fin de realizar aceptablemente los deberes que voluntariamente han asumido al contraer matrimonio. Los conductos de la utilidad de la mujer pueden ampliarse y su influencia puede extenderse hasta un grado casi ilimitado si ella quiere dar la debida atención a estos asuntos, los cuales atañen al destino de la humanidad (Pacific Health Journal, mayo de 1890).

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Mejorad constantemente en sabiduría y eficiencia.

Las madres, por encima de todos los demás, deberían acostumbrarse a pensar e investigar si quieren progresar en sabiduría y eficiencia. Las que perseveren en esta conducta, pronto advertirán que se está capacitando en lo que antes eran deficientes; están aprendiendo a formar correctamente los caracteres de sus hijos. El resultado del trabajo y la consideración dados a esta obra se verá en su obediencia, su sencillez, su modestia y pureza. Este resultado pagará con creces todo el esfuerzo empleado.

Dios quiere que las madres procuren constantemente mejorar tanto su mente como su corazón. Deberían sentir que tienen que realizar una obra para él en la educación y formación de sus hijos, y cuanto más perfectamente puedan mejorar sus propias facultades, tanto más eficientes serán en su obra maternal( Signs of the Times, 9-2-1882).

Los padres deberían progresar intelectual y moralmente.

Es el deber de las madres cultivar su mente y, mantener puro su corazón. Deberían aprovechar todos los medios a su alcance para su mejoramiento intelectual y moral, a fin de que puedan calificarse para mejorar la calidad de la mente de sus hijos (Testimonies, tomo 3, pág. 147).

Los padres deberían ser alumnos constantes de la de Cristo. Necesitan lozanía y poder para enseñar con la sencillez de Cristo el conocimiento de su voluntad a los miembros jóvenes de la familia de Dios (Signs of the Times, 25-9-1901).

El poder asombroso de la cultura cristiana.

Los padres aún no comprenden el asombroso poder de la cultura cristiana. Hay minas de verdad que deben trabajarse pero que han sido extrañamente descuidadas. Esta negligencia no recibe la aprobación de Dios. Padres, Dios os llama a que consideréis esta cuestión con ojos ungidos. Sólo habéis raspado la

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superficie. Reasumid la obra que habéis descuidado durante tanto tiempo, que Dios colaborará con vosotros. Realizad vuestra obra de todo corazón, y Dios os ayudará a mejorar, Comenzad llevando el Evangelio a la vida del hogar (Id., 3-4-1901).

Ahora estamos en el taller de Dios. Muchos de nosotros somos piedras ásperas sacadas de la cantera. Pero a medida que sintamos la influencia de la Palabra de Dios, desaparece toda imperfección y estamos preparados para brillar como piedras vivas en el templo celestial, donde nos asociaremos no sólo con los santos ángeles sino también con el mismo rey del cielo (Christian Temperance and Bible Hygiene, pág. 161).

El blanco es la perfección

Madres, no descartaréis las labores inútiles y sin importancia que perecerán con el uso? ¿No os acercaréis a Dios para que su sabiduría os guíe y su gracia os asista en una obra que tendrá la duración de la eternidad. Proponeos hacer perfectos de carácter a vuestros hijos. Recordad que únicamente ellos podrán ver a Dios. . .

Muchos padres están descuidando la obra que Dios los ha dado. Ellos mismos están lejos de la pureza y la piedad, y no ven los defectos de sus hijos como deberían, si sus propios ojos estuvieran contemplando y admirando la perfección del carácter de Cristo (Signs of the Times, 1-7-1886).

Cómo llegar a ser una madre ideal.

En vez de sumirse en una simple rutina de faenas domésticas, encuentre la esposa y madre de familia tiempo para leer, para mantenerse bien informada, para ser compañera de su marido y para seguir de cerca el desarrollo de la inteligencia de sus hijos. Aproveche sabiamente las oportunidades presentes para influir en sus amados de modo que los encamine hacia la vida superior. Haga del querido Salvador

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su compañero diario y su amigo familiar. Dedique algo de tiempo al estudio de la Palabra de Dios, a pasear con sus hijos por el campo y a aprender de Dios por la contemplación de sus hermosas obras.

Consérvese alegre y animada. En vez de consagrar todo momento a interminables costuras, haga de la velada de familia una ocasión de grata sociabilidad, una reunión de familia después de las labores del día. Un proceder tal induciría a muchos hombres a preferir la sociedad de los suyos en casa a la del casino o de la taberna. Muchos muchachos serían guardados del peligro de la calle o del negocio de comestibles de la esquina. Muchas niñas evitarían las compañías frívolas y seductoras. La influencia del hogar llegaría a ser entonces para padres e hijos lo que Dios se propuso que fuera, es decir, una bendición para toda la vida (El Ministerio de Curación, págs. 225, 226).

El éxito en la vida hogareña.

Consejo a una madre. No debe seguir sus propias inclinaciones. Debe tener mucho cuidado en establecer el ejemplo correcto en todas las cosas. No se quede inactiva. Despierte sus energías adormecidas. Hágase necesaria para su esposo siendo atenta y útil. Sea para él una bendición en todas las cosas. Lleve a cabo los deberes esenciales. Estudie la manera de realizar con vivacidad los deberes de la vida doméstica que son sencillos, no interesantes, sino muy necesario.

Trate de convertir en un éxito su vida hogareña. Desempeñar bien la posición de esposa y madre significa mucho más de lo que Ud. ha pensado. . . . Necesita la cultura y la experiencia de la vida doméstica. Ud. necesita la variedad, el aliciente, el esfuerzo ferviente, el cultivo del poder de la voluntad, que proporciona esta vida (Carta 5, 1884).

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Los padres que están demasiado ocupados.

Muchos padres sostienen que, tienen mucho que hacer de modo que no les queda tiempo para cultivar su mente, educar a sus hijos para la vida práctica, o para enseñarles cómo pueden llegar a ser corderos del rebaño de Cristo (Testimonies, tomo 3, págs. 144, 145).

Los padres no deben descuidar el fortalecimiento de su mente contra el pecado, para precaverse contra aquello que no sólo los arruinará a ellos mismos, sino que transmitirá dolor y toda clase de miserias y males a sus descendientes. Al educarse correctamente ellos mismos, los padres han de enseñar a sus hijos que los cielos gobiernan (Carta 86, 1899).

Los padres deben recibir el consejo.

Mientras duermen en una impía indiferencia, Satanás está sembrando en el corazón de sus hijos semillas que brotarán para producir una cosecha mortífera. Sin embargo, a menudo estos padres resisten los consejos que procuran corregir sus errores. Actúan como si quisieran preguntarles a aquellos que los aconsejan: ¿Qué derecho tiene Ud. para meterse con mis hijos? ¿Pero no son sus hijos también los hijos de Dios? ¿Cómo considera Dios su impío descuido de su deber? ¿Qué excusa presentirán cuando les pregunte por qué trajeron hijos al mundo, y luego los dejaron abandonados a las tentaciones de Satanás? (Signs of the Times, 3-4-1901).

Preparaos para escuchar consejos de otros. No penséis que no incumbe a vuestras hermanas o hermanos la manera como tratáis a vuestros hijos, o cómo se conducen vuestros hijos (Manuscrito 27, 1911).

El beneficio de las reuniones destinadas al consejo mutuo.

Dios nos ha encomendado una obra muy sagrada, y necesitamos reunirnos para recibir instrucción, a fin de capacitarnos para realizarla. . . . Necesitamos reunirnos y recibir el toque divino para poder

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comprender cuál es esa obra que debemos realizar en el hogar. Los padres necesitan comprensión como deben enviar a sus hijos e hijas desde el santuario del hogar, preparados y educados de tal manera que sean capaces de brillar como luces en el mundo (Testimonies, tomo 6, págs. 32, 33).

En las reuniones de los congresos adventistas [cuando hay instrucciones para la vida familiar], podemos obtener una mejor comprensión de nuestros deberes domésticos. Aquí hay lecciones que deben aprenderse concernientes a la obra que el Señor quiere que realicen nuestras hermanas en sus hogares. Deben aprender a cultivar un lenguaje cortés cuando hablan con su esposo y sus hijos. Deben estudiar cómo ayudar a cada miembro de la familia a someterse a la disciplina de Dios. Los padres y las madres comprendan que tienen la obligación de hacer que el hogar sea agradable y atractivo, y que no han de obtener la obediencia amenazando o reprendiendo. Muchos padres aún tienen que aprender que no obtendrán ningún bien con sus arrebatos de reprensión. Muchos no consideran que es necesario hablar bondadosamente a los niños. No recuerdan que estos pequeños han sido comprados con precio y son la posesión adquirida del Señor Jesús (Manuscrito 65. 1908).

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